La historia de la sal trata del uso y comercio que se le ha dado durante siglos a la única «roca» comestible por el ser humano. Su uso está generalizado en todas las gastronomías del mundo, bien sea como condimento, bien como conservante específico de algunos alimentos, como es el caso de las salazones de carne y pescado.1
Ha sido la causante de grandes repercusiones económicas y crisis en la civilización.2
Su historia está muy unida a las transacciones económicas de la historia de la humanidad, actividad que ha dejado nombres como salario, o de vías tales como la prehistórica Route du Sel (en Francia), la Via Salaria (en la antigua Roma), la localidad Salinas de Lénizen España. Además se le han atribuido simbolismos como la fertilidad.
La sal afecta al sentido del gusto debido a que el organismo humano tiene sensores especializados en la lengua capaces de detectar específicamente el sabor salado de los alimentos. Su uso culinario es normalmente el de reforzador de los sabores de los diversos alimentos. La sal se ha extraído principalmente de la evaporación del agua marina y de la extracción minera de rocas con cloruro sódico (halita).
Hoy en día la sal es un ingrediente más común en la comida. La cantidad diaria de su ingesta se controla y se vigila desde comienzos del siglo XX en la población mundial de hipertensos,3 y en algunos lugares del mundo es parte de los alimentos funcionales y se sirve yodada para evitar la aparición del bocio (hipotiroidismo).4
La gran importancia económica que se le dio a la sal en el pasado ya no es la misma que se le da en el presente desde finales del siglo XIX, en parte debido a la aparición de diversos medios alternativos y muy efectivos de conservación de los alimentos dentro de la industria alimentaria moderna, así como una gran mejora técnica de los modernos métodos de extracción y elaboración de la sal. Estos efectos combinados hacen que la demanda mundial de la sal haya decrecido; no obstante, es ya un ingrediente muy común, siendo un elemento imprescindible en cualquier cocina.
Comienzos
No tienen detalles científicos claros acerca de la primera vez que se empleó la sal, ya sea como ingrediente en las comidas o como conservante. Es muy cierto que algunos animales de forma instintiva lamen ciertas piedras con sabor salado y que esta operación les proporciona placer.5
Es muy posible que el hombre primitivo tuviera esa necesidad de lamer ciertas rocas con el objeto de obtener el sabor salino, o que quizás comprobara que los alimentos rodeados de sal se conservaban durante más tiempo.6
Lo cierto es que los usos de la sal por parte de los humanos se remontan a tiempos muy lejanos y que todas las culturas de la tierra han considerado la sal como un objeto valioso digno de transacciones comerciales.7
Existen yacimientos en Europa Central que permiten afirmar por lo menos el uso de la sal ya en la Edad del Hierro (un caso es la cultura de Hallstatt).8 Es muy posible que los primeros usos de la sal provinieran de cocinar con el agua de mar y de la sal como sustancia no disuelta, de su extracción en forma de mineral denominado halita.6
En el Neolítico se establecen en Europa ciertas rutas comerciales que conectan diversas poblaciones distantes debido a la trashumancia. Estos caminos se encargaban de ofrecer un medio para el transporte de mercancías con el objeto de comerciar entre diversos pueblos. Algunas de estas rutas se convertirían posteriormente en caminos especializados de transporte de sal como es la Alte Salzstraße (de 100 km. de largo) en Alemania, que conectaba las minas de sal de Lüneburg con Lübeck.9 Estas rutas, que transportaban diversas mercancías, pronto cobraron protagonismo convirtiéndose en rutas de la sal en la época romana por las que transportaba la sal de centros de producción a lugares donde era necesaria. Ejemplos de este tipo de rutas se encuentran en Liguria y en Francia, en Salies-de-Béarn («Lou cami salié»).
Comienzos en Asia
En Asia se proporciona por primera vez la descripción documentada de forma escrita acerca de la extracción de sal (generalmente de minas de sal), así como de sus usos culinarios y de su conservación, por lo menos en los años 2000 a.C. en la zona de Zhongba (China Central).10
Existen evidencias de producción de sal en restos de cerámica empleada en la elaboración (briquetage) y su transporte. Los chinos fermentaron alimentos en sal desde la antigüedad, y sus usos culinarios se fueron propagando por toda Asia, haciendo de algunas de las salsas una de las características propias de la cocina asiática. A comienzos del siglo XXI, China es uno de los países de mayor capacidad de producción de sal mundial.
El uso de la sal como alimento comienza a estar perfectamente documentado en la época del emperador chino Huangdi y se remonta al 2670 a. C. Una de las primeras salinas verificadas para su uso en la alimentación humana se encuentra en el norte de la provincia de Shanxi, en un lugar lleno de montañas y lagos salados.11 Es muy posible que el sol veraniego evaporara el agua de los lagos y la población se dedicara a recolectar los cristales de sal que afloraban en la superficie del mismo.7 Las primeras extracciones de sal mediante procesos elaborados (uso de maquinaria hidráulica) se remontan a la época de la Dinastía Xia alrededor de los 800 a. C.. Durante esa época las aguas marinas se introducían en recipientes de barro expuestos al fuego de hogueras de leña hasta que se obtenían los cristales salinos por la evaporación de las salmueras. Aparece en esta época en China el primer uso de la sal en el área de la alimentación: la salsa de soja,12 elaborada con granos de soja fermentada elaboradas con sal (denominada shoyu o jiangyou – 酱油). También empiezan a prepararse salsas de pescado fermentado (que 1.000 años después se emplearán en forma de garo en el Mediterráneo).13 El proceso de fermentación de la soja fue llevado a cabo en China cerca del 700 a. C., por unos monjes budistas procedentes de Japón.14 El éxito de esta salsa y su popularización hicieron que pronto se empezaran a fermentar a lo largo de China otros tipos de verduras bajo procesos muy similares al empleado en la soja; un ejemplo se puede ver en la ciudad denominada Zigong (la ciudad de la sal), donde se prepara el paocai (elaborado con fermentación en sal de la col china) y el zhacai (fermentación de la raíz de la mostaza). Otros usos antiguos de la sal en China resuelven el transporte de algunos alimentos perecederos como puede ser el del pescado o los huevos, transformándolos para su conservación (huevos en salazón o los muy tradicionales huevos centenarios), de forma que se facilita el comercio al poder transportarlos a zonas de interior del territorio chino.
Durante el siglo III a. C. en la provincia de Sichuan hubo un hombre llamado Li Bing que fue administrador e ingeniero durante el periodo de los Reinos Combatientes.15 Li Bing fue capaz de elaborar un sistema de extracción de lodos salinos procedentes de pozos que llegaron a alcanzar hasta los 100 metros de profundidad. Estos lodos iban a parar, mediante sistemas de bombeo elaborados con bambúes, a lugares donde se hervían en ollas metálicas hasta lograr mediante evaporación y posterior precipitación unos cristales salinos irregulares. El proceso de calentamiento en las ollas hirvientes se hacía mediante el calor, procedente de la combustión del gas natural, que era extraído mediante canalizaciones de los mismos pozos salinos que extraían la sal. Las minas tenían una compleja configuración de canalizaciones de bombeo y de gas. La sal extraída por las labores de minería de estos pozos proporcionó en aquella época una fuente de ingresos muy importante al estado.
Los textos encontrados de esa época mencionan el impuesto de la sal, gravado en cada una de las compras que realizaban las personas de aquella época. El primer texto que menciona estas prácticas impositivas sobre el comercio de la sal es el Guanzi.16 Estas prácticas generaron un monopolio de la sal que duró casi 300 años.17 Con las recaudaciones de la sal se pudo financiar gran parte de la construcción de la Gran Muralla China.7
La sal durante ese periodo era considerada como un alimento de lujo y no era raro que en un banquete de la clase acomodada se ostentase la sal pura en recipientes especiales (posiblemente fuese la primera aparición de los antiguos saleros) sobre la parte central de las mesas de los comensales. Los mongoles emplean la sal desde tiempos inmemoriales, poseen en su área innumerables lagos de gran salinidad lo que permite abastecer sus ganados y a su gente con suficiente cantidad de sal, es tradicional por esa zona un té salado elaborado con rocas salinas molidas.18
Sudeste asiático y la India
El empleo de las salsas de pescado fermentado gracias al uso de la sal se fue expandiendo desde China y se hizo muy popular a lo largo de las diferentes cocinas de Asia; de esta forma se tiene en Tailandia el nam pla, en las Filipinas el bagoong y en Vietnam el Nước chấm (empleado en las celebraciones navideñas). Otras salsas similares en su elaboración y que se expandieron en esta zona asiática son la pasta de gambas, que es elaborada de forma similar a la salsa de pescado. Cuando los franceses llegaron a las tierras vietnamitas de Cochinchina para colonizar sus tierras en el siglo XIX, al ver que los vietnamitas comían el nước chấm llegaron a decir que comían pescado podrido, olvidando así el legado histórico del garo romano en las costas mediterráneas.2
La cocina japonesa no es pródiga en el uso de la sal (denominado shio (塩?)) debido a la dificultad de su extracción en esas latitudes. A pesar de ello se emplea en algunas preparaciones como en el tempura, así como en el yakitori.19 Además participa en la elaboración de algunos encurtidos tradicionales y su uso se ha combinado con el empleo del glutamato monosódico (extraído de algas). El shioyaki, una forma de cocinar el pescado, emplea una gran cantidad de sal. De esta forma el uso de la sal en Japón siempre ha sido satisfecho con la producción interior. El clima de Japón es muy húmedo y es por esta razón por la que la evaporación del agua marina se hacía con fuego. La extracción mediante minas no es posible debido a la poca actividad minera que hay en las islas.
La India posee depósitos de sal roca en el Panyab; no obstante, la cocina india ha preferido el uso de sal evaporada por el sol (denominada kartach) antes que por otros medios. Hoy en día es frecuente el empleo de una sal negra de tonalidades ligeramente sulfurosas que es característica de la región. Existen algunas zonas salinas tradicionales en la India, como por ejemplo el estado de Orissa. En algunos lugares de este estado existen unos yacimientos de sal denominados khalaris que producen una sal de gran calidad. Cuando los ingleses llegaron a la India (convirtiéndola posteriormente en una colonia británica en el siglo XIX), se hicieron con el mercado de la sal procedente de Orissa, convirtiéndola en un monopolio británico.20 Pronto se convirtió la sal en un símbolo de poderío económico británico sobre la India hasta que en 1930 Gandhi hiciera la famosa protesta que se denominó la Marcha de la sal, reclamando la anulación de los impuestos sobre esta y que conllevaría años después la caída del colonialismo británico en la India.
Comienzos en Occidente
Antiguo Egipto
Se han encontrado momias preservadas con las arenas salinas de los desiertos de Egipto (mezcla de sal y natrón); algunas de ellas datan de 3000 a. C., lo que muestra un cierto conocimiento acerca de las propiedades preservadoras de la sal en la época de los faraones.1
No obstante, algunos autores mencionan que el uso exclusivo de sal era considerado una adulteración de los procesos normales de momificación y que se empleaba más como una sustancia desecante durante las primeras etapas.21 Los usos que se hacían en el Antiguo Egipto incluían además los culinarios y los ritos funerarios.22 Es conocido que entre las artes culinarias del Antiguo Egipto se encontraba la elaboración de una salsa denominada oxalme (mezcla de sal y de vinagre), que posteriormente fue empleada por los romanos. También formaba parte de la elaboración de una bebida denominada Shedeh.23
Fue en el antiguo Egipto donde se sabe que se empezó a curar la carne en sal, elaborando las primeras salazones. Se cree que fue de las primeras culturas en salar jamón y pescados procedentes del Nilo, creando los orígenes del plato denominado bottarga, muy típico en la cocina mediterránea. Uno de los primeros usos culinarios pudo haber sido la maceración en salmuera del fruto del olivo: las aceitunas. Plinio el Viejo en su Historia Natural describe detalles de cómo el rey Ptolomeo II descubre la sal en algunos desiertos cercanos a Pelusio.
Algunas sales egipcias provenían también de las salinas solares ubicadas en las cercanías del delta del Nilo, pero también del comercio entre los puertos de las primeras culturas mediterráneas, principalmente de Libia y Etiopía. Se sabe que poseían numerosas variedades que denominaban «sal del norte» y «sal roja» de los lagos cercanos a Menfis. Los egipcios eran expertos en la exportación de alimentos crudos, tales como lentejas y trigo. Debido al uso de técnicas de preservación de alimentos, los egipcios aumentaron el número de posibles alimentos a exportar, con el consiguiente beneficio para los mercaderes. Esta fue la razón por la que aparecieron los primeros exportadores de pescado en salazón de la antigüedad.2 Los egipcios, debido al uso intensivo de salazones se hicieron también importadores de sal, obteniendo con este comercio un gran beneficio económico.
Hoy día algunas rutas de transporte de sal se mantienen todavía en funcionamiento y es posible ver caravanas de transporte de sal a lo largo de ellas, como puede ser el Azalai (que significa caravanas de sal). En este camino establecido a través del Sáhara, los tuaregs transportan en camellos una gran cantidad de sal a diversas ciudades del Mediterráneo y del norte de África. En el año 1960 se llegaron a transportar cerca de 15.000 toneladas a través de este camino.24
Imperio romano
En Europa, las extracciones procedentes de las minas de Hallein (que significa salina) ubicadas en las inmediaciones de Salzburgo (que significa ciudad de la sal), son de las primeras aportaciones europeas al comercio de la sal.25
Una de las culturas anteriores a la época de los romanos que fue adquiriendo el conocimiento de la aplicación culinaria y preservativa de la sal fueron los celtas, quienes empleaban las salazones en la curación de las carnes. Cuando los celtas fueron cediendo a los avances del Imperio romano, el conocimiento sobre estas técnicas fue traspasándose poco a poco. Durante los primeros momentos del Imperio romano los patricios insistían en que cada hombre tenía derecho a poseer una porción de la «sal común» (el concepto de sal común proviene de esa época).
El gobierno romano no hizo un monopolio del comercio de la sal, al contrario que en China durante la misma época. La importancia que poseía para el Imperio romano se puede notar en el hecho de que la mayoría de las ciudades romanas se construían y se desarrollaban junto a una salina.2
Pronto se construyeron infraestructuras para el transporte y el comercio a lo largo de toda Europa. Algunas de las vías más importantes que conectaban centros de comercio se denominaban con topónimos que sugieren hoy en día una pasada actividad relacionada con la elaboración y comercio con la sal, como la Via Salaria. Se requería sal en aquellos momentos para los legionarios, los caballos, la intendencia militar, etc. En algunos momentos los soldados eran pagados con sal, de ahí la palabra salario (de hecho la etimología de la palabra soldado en castellano proviene del francés solde que significa pagar y que a su vez origina la palabra soldado).26
Los romanos comerciaron con la sal a través del Mediterráneo gracias al uso que dieron además a puertos marítimos, como los ubicados en: Ostia, Éfeso en el puerto Panormo, Phalasarna y Aquilea.
Para los romanos era costumbre poner sal en los platos que poseían un contenido alto en verduras; de esta forma se creía que se aplacaba el sabor ácido de algunas variedades; este es el origen del nombre ensalada. Por ejemplo, Catón «el Censor» en su libro De Agricultura, sugiere que la col debe comerse con abundante sal. La sal se añadía al vino formando una bebida especiada denominada defrutum. El consumo era tan alto que Plinio calculaba que un romano medio ingería la cantidad de 25 gramos de sal al día, mencionando que en los mercados romanos los alimentos se vendían a veces ya salados (al gusto romano). Aprendieron los romanos de los celtas a poner en salazón el jamón y otros productos del cerdo. De acuerdo con el geógrafo y viajante Estrabón el jamón más apreciado en el Imperio romano provenía de los bosques cercanos a Borgoña, tiempo atrás territorio celta. Los romanos importaron jamón de otras zonas que anteriormente fueron celtas como puede ser Westfalia en Alemania. En algunas zonas como en Hispania se salaban perniles con asiduidad, empleando las razas autóctonas de cerdo ibérico.27 Los romanos usaban también la sal para arrasar los campos en términos de venganza y así evitar que se pudiera volver a cultivar en ellas de nuevo.
Otro de los productos vegetales empleados en la salazón fueron las olivas. Los patricios comían las olivas al comienzo de una comida como aperitivo, a pesar de que para el vulgo era un alimento más. Los romanos denominaban salsamentum a los alimentos que contenían una cierta cantidad de sal. Entre los refinamientos culinarios se encontraba el garo, que consistía en una salsa de pescado sometida a una fermentación láctica debido al uso de abundante sal, siendo uno de los mejores garos el denominado sarda (elaborado con bonito). El garo y algunas de sus variantes denominadas liquamen se empleaban a veces en lugar de la sal.28 En esta época las factorías de esta salsa se extendían por toda la costa del Mediterráneo. Además formaba parte de otras cuatro salsas saladas: el moretum, el liquamen, allec y la muria. La forma exacta de su elaboración, así como los ingredientes, se ha perdido durante la historia y poco se sabe de ellas, salvo por algunos registros escritos (uno de ellos obra de Apicio en su De re coquinaria). Por regla general, las salinas se ubicaban durante la época del Imperio romano cerca de los centros de captura de peces.29
Los romanos encontraron no obstante fuentes de sal en el interior de Europa; en concreto en las minas de Germania Superior, muchas de las cuales fueron cerradas o destruidas posteriormente durante la caída del Imperio romano. En algunos casos los Monasterios cercanos fueron capaces de reabrirlas y ponerlas en producción durante el periodo posterior de la Edad Media. Esto ocurrió así en la zona alpina de Baviera, así como en Austria. Como ejemplo de su avance al norte y de la importancia que tenía para ellos la producción de sal, se puede comprobar cómo a su llegada a la Britania se dedican a construir salinas en Nantwich para abastecer a las ciudades-fortaleza legionarias de Deva Victrix y de Stoke-on-Trent.30
Muchas de las ciudades de Britania con la terminación actual wich significan en idioma anglosajón: lugar donde se hace la sal (otra acepción del término menciona que proviene de wic que significa fortificación).31 Una de las ciudades emblema de la sal británica fue Cheshire, desde la época romana hasta bien llegado el siglo XIX en plena revolución industrial.
Edad Media europea[editar]
La caída del Imperio romano dejó por las costas del Mediterráneo numerosas salinas capaces de proporcionar abundante sal, siendo además esta de gran calidad. Dos de las ciudades más importantes que tomaron el mercado de la sal fueron primero Venecia y posteriormente Génova. El mercado de Venecia fue creciendo hasta el siglo XIII. La forma actual de evaporar lentamente el agua marina en sucesivos estanques mediante la simple acción de los rayos solares y del viento pudo haber encontrado su auge durante el siglo VI; esta forma de actuar aumentó la producción y pronto se empezó a comercializar en grandes cantidades entre algunos puertos.
Algunas ciudades se hicieron famosas por la elaboración artesanal de productos alimenticios en cuya elaboración es necesaria la sal, tales como el jamón (el Prosciutto di Parma en la ciudad de Parma, el jamón serrano en España o el jambon de Bayonne en Bayona), el queso (la diferencia entre queso fresco y queso curado es la cantidad de sal), embutidos tales como el salami (la palabra salami proviene en latín de salado) y el Sauerkraut de Alsacia.32
El gran centro de sal de Reichenhall en Baviera fue destruido completamente por Atila el Huno, aunque posteriormente en la Edad Media, fue recobrando fuerza hasta lograr ser un rival de la gran zona minera de Berchtesgaden. La sal fue un importante elemento de dominio en esta región de Europa hasta el año 1600.33
En Hungría los ingresos por la sal eran un privilegio exclusivo del monarca ya desde los comienzos del reino bajo San Esteban I de Hungría (997-1038). Cuando los ejércitos reales húngaros marchan contra Ajtony, uno de los líderes húngaros regionales, el rey lo hizo según una de las crónicas, porque este no era perfecto en la religión cristiana, no obedecía el poder real central y había ocupado las minas de sal de San Esteban. Los dos principales centros de almacenamiento se hallaban en las actuales ciudades de Szeged y Szolnok, hasta donde se llevaba la sal recolectada por vía fluvial desde la región húngara de Maros en Transilvania, actualmente ubicada en Rumania. Durante la Edad Media según las fuentes, muchos griegos, turcos y personas navegaban con frecuencia por el río Tisza y se llevaban a sus tierras la sal comprada a los húngaros.34
Debido a la oposición de los ciudadanos a los impuestos que gravaban el condimento, en algunas partes de la Toscana llevan elaborando pan sin sal (pane sciocco) desde casi el año 1100 hasta nuestros días.35
Uno de los centros más importantes de producción de sal durante la Edad Media en la Península Ibérica fue Cardona, que abasteció de sal al puerto de Barcelona durante siglos y parte de cuya carga fue dirigida a diferentes partes de Europa, en especial al puerto de Génova. El mercado de Génova fue compitiendo poco a poco con el de Venecia. Los genoveses fueron pioneros en el desarrollo del seguro marítimo: poseían barcos más grandes y entre ellos algunos que hubieran sido capaces de cruzar el Atlántico. La rivalidad existente entre ambos puertos, entre otros motivos incitada por el mercado de la sal en Europa, trajo como consecuencia la guerra de Chioggia (1376–1381), que dio finalmente la hegemonía a la ciudad de Venecia en el mercado salino. En el siglo XIV, el reino de Bohemia (en concreto la zona de Silesia), para romper definitivamente la dependencia que tenía de la sal proveniente de Polonia, hace que el rey Fernando I en el año 1563 apoye la creación de un nuevo poblado con el objetivo de convertirlo en una ciudad capaz de mercar con la sal, al primer asentamiento lo denomina Zum Neuen Saltze y que en la actualidad es la ciudad de Nowa Sól (denominada en alemán como Neusalz an der Oder).36
Las naciones del norte de Europa empezaron a comerciar con la sal debido a la necesidad de preservar sus alimentos basados en pescado. Una de estas fue Irlanda, comercializando su producción con el puerto de Le Croisic. En algunos casos, la sal obtenida era empleada para salar alimentos tan perecederos como la mantequilla y evitar de esta forma que no se pusiese rancia. Algunos productos culinarios actuales, como puede ser el corned beef (carne de vaca curada en sal), existen gracias a la necesidad de preservar los alimentos. La salazón del pescado pronto se convertiría en un conocimiento que ayudaba a las tripulaciones de los barcos marineros a viajar lejos. Ese conocimiento dio paso a la época de colonialismo europeo, al hacerse posible viajar lejos con alimentos en buen estado de conservación.
Renacimiento
Algunos escultores como Benvenuto Cellini se hacen populares a comienzos del siglo XVI por el diseño de saleros tallados en oro con abundantes alusiones a Neptuno, rey de los mares. Mucha de la sal procedente de Centroeuropa estaba en manos de los Habsburgo, que controlaban la mayoría de las minas y con ello establecieron un monopolio de la sal. Algunas minas se hicieron muy populares por la producción que abastecía zonas pobres en sal como el caso de Polonia en las minas de la montaña de Wieliczka (cerca de Bohemia). En Alsacia se hace popular la salazón de la col en el caso del Sauerkraut y su costumbre se extiende hasta Polonia (donde el bigos se come con Sauerkraut), llegando hasta Rusia. En Lituania existe una deidad que protege y promueve el encurtido con sal de las verduras; a dicha deidad la denominan roguszys.
En el siglo XVII en Inglaterra se hizo muy popular el consumo de anchoas en salazón machacadas y elaboradas en una especie de salsa empleada como condimento. El uso de anchoas en salazón era muy popular ya anteriormente en el continente europeo. Esta salsa fue conocida posteriormente como kétchup, katchup, o catchup.37
El ketchup deriva su nombre de las salsas de pescado y soja denominadas kecap ikan. El nombre de otras salsas indonesias posee la palabra kecap (pronunciado en indonesio como ketchup). Esta salsa fue empleada por la culinaria inglesa del siglo XVII y posterior del mismo modo que se usaba en el Mediterráneo el ya extinto garo. El kétchup inglés se convirtió en ketchup de tomate en Estados Unidos, cuando le añadieron salsa de tomate (tomato ketchup), y poco a poco dejó de ser un producto de sabor salado hasta convertirse hoy en día en todo lo contrario: una salsa casi-dulce.
El impuesto sobre la sal en Francia denominado la gabelle en el Antiguo Régimen causó motines y rebeliones por todo el país. Una de las características más agobiantes de este impuesto era que cada francés mayor de 8 años debía consumir cerca de siete kilos de sal a un precio fijo previamente estipulado por el Rey. A esta obligación se la denominaba sel du devoir. De aquella época datan en Francia las salinas Reales de Arc-et-Senans. En 1790 la Asamblea Nacional declaró al impuesto de sal como algo «odioso» anulando su aplicación. Años después, Napoleón Bonaparte estableció de nuevo la gabelle.20
Se empiezan a escribir estudios sobre la sal en diversas partes del mundo; en España el humanista Bernardino Gómez Miedes escribe en el año 1579 un tratado en tres volúmenes denominado Comentarios acerca de la sal.38
En él, en forma de discurso entre diversos personajes ficticios como Quintana (un ávido consumidor de sal) y Metrófilo (opuesto al consumo de sal), se muestran al lector las dudas y opiniones renacentistas sobre el consumo de sal. En Europa algunos químicos como J.R. Glauber son capaces de elaborar sal altamente refinada, a la que denominan Sal mirabilis o Mirabili, sal que llegó a vender debido a su fórmula secreta obteniendo un gran beneficio de su venta.39
En España, en Vizcaya, entre 1631 y 1634 se producen diversos motines en lo que se denomina la rebelión de la sal; esta machinada (revuelta) se origina por causa de un conflicto económico debido a la subida del precio de la sal almacenada en el Señorío de Vizcaya.40
Referencias
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