La explotación se emplaza en un valle distante a un cuarto de legua al oeste de la localidad de Arcos de las Salinas, en los límites de Teruel con Castellón y Valencia. A pesar de su incorporación a la Corona en 1707, no fue hasta la promulgación de un Real Decreto del Consejo de Hacienda, el 19 de diciembre de 1735, cuando se certificó el pago de 22.588 reales y 8 maravedíesanuales a la comunidad de Teruel en concepto de indemnización.
La salmuera se obtenía de dos pozos-manantiales conocidos como “noria principal” y “pozuelo”. El primero se localizaba al oeste de la fábrica y en su construcción se había utilizado sillería para forrar su cara interna, y una mezcla de sillería y mampostería para la externa. Tenía unas dimensiones de 6,7 metros de longitud, 3,9 de anchura y 13 de profundidad, por lo que era necesario emplear una noria para elevar el agua desde el fondo del pozo a la superficie. Proporcionaba unos 13.322,5 metros cúbicos de salmuera al año con una graduación de 12º en el areómetro de Beaumé. El segundo pozo, de 2,3 metros de longitud, anchura y altura, proporcionaba anualmente unos
1.853,6 metros cúbicos de salmuera a 15º Beaumé que, al igual que el anterior, tenía que alzarse con una noria.
El líquido que recogían los cangilones de barro de las norias era vertido en canales de madera sustentados por pilares, tanto de piedra como de madera, que conducían el líquido hasta los 6 depósitos que había en la salina (el “tablar nuevo” con 960 pies cúbicos de capacidad, “la ermita” 360, “la pudrida” 570, “el rincón” 460, “la castellana” 800 y “dolza” con 1.000 pies). Sus dimensiones y plantas eran variadas e irregulares, sin embargo, sus aparejos y técnicas constructivas eran similares -sus paredes estaban fabricadas con mampostería trabada con argamasa y la superficie de los suelos empedrada-.

La salmuera salía de los depósitos por un desagüe de entre 4 y 6 centímetros de diámetro, localizado en la parte inferior de sus paredes, que vertía el líquido en una red de canales de madera por la que circulaba hasta las plataformas de evaporación.
El remate de los suelos de las eras estaba formado por un empedrado asentado sobre una capa de arcilla apisonada, en la que también se hincaban de canto una serie de tablones que delimitaban, por término medio, un espacio de unos 10 metros cuadrados. Las plataformas se organizaban en 13 barrios o granjas de 81, 34, 88, 68, 84, 28, 85, 106, 109, 58, 174, 8 y 44 eras respectivamente, y se comunicaban entre sí por huecos abiertos en sus laterales.
La temporada daba inicio generalmente en mayo con la preparación de las infraestructuras y la elaboración de la sal se realizaba entre junio y octubre.
La sal obtenida en cada una de las sacas era amontonada en las mismas eras por espacio de un día y después era transportada al almacén, donde se dejaba reposar durante 8 días antes de apilarla con el resto en su interior.

La explotación contaba con dos almacenes: el primero, conocido como “el grande”, se emplazaba en el centro de la salina y sus puertas se orientaban hacia las balsas de cristalización con el fin de facilitar el entroje de la sal. Sus paredes estaban construidas con mampostería trabada con argamasa y se distribuía en dos naves separadas por pilares de igual fábrica que los muros.
En total, ocupaba una extensión de 421,25 metros cuadrados y su capacidad se estimada entre 30.000 y 40.000 fanegas de sal. El segundo almacén tenía una superficie en planta de unos 112,97 metros cuadrados y podía albergar entre 8.000 y 10.000 fanegas. Aunque la finalidad de su construcción en el año 1852 era la de almacenar sal, la paralización de las labores de producción en ese mismo año conllevó que se empleara desde entonces para guardar herramientas.
La salina se servía, además de los almacenes que acabamos de mencionar, de un edificio que funcionaba como oficina y residencia del administrador, de una casa donde se alojaban el oficial inspector y el pesador, de la caseta para el cabo del resguardo, de un horno de pan, de dos cuadras con 44 pesebres cada una, de una ermita y de dos garitas de vigilancia, todo ello valorado en
68.920 reales de vellón.

La sal que producía esta salina abastecía a los alfolíes de Teruel y Albarracín,situados ambos a 10 leguas de la fábrica, y al de Ademúz,
a 6,5 leguas. Además,en los últimos años se habían enviado 4.000 fanegas al alfolí de Zaragoza,distanciado de la fábrica entre 38 y 40 leguas.

Texto Recogido de:
EL CICLO PRODUCTIVO DE LA SAL
Y LAS SALINAS REALES
A MEDIADOS DEL SIGLO XIX
Alberto Plata Montero